No sé realmente cuando dejé de creer en un
árbol del navidad. O si quiera cuán hermoso es recibir un abrazo en
estas fechas. No sé realmente si mi única razón para amar, cómo dice
todo mundo, es porque lo dice todo mundo.
No tengo idea realmente cuando dejé de aceptar palabras de muchosidad. Para darme cuenta que, no son reales.
¿Cuándo dejé mi última carta a merced de esperanza?
Pero aún con fé, perdí.
Perdí mis sueños.
Y quizá, hoy si escriba mi primera carta después de tantos años: pero
en ésta, estará todo lo que perdí. Incluso mi fé. Y mis años de niñez.
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