No es de color rosa, ni azul, ni verde.

Si todo fuese aún tan especial, quizá no estaría escribiendo esto de la mísma forma.  Posiblemente, en mi cabeza no estuviera más que un delicado pero potente órgano y repleto, no de historias ni recuerdos, de un color tán vivo, de hecho, estaría repleto de colores, héroes y milésimas de ilusiones de mi vida.
Pasaría todo un día entero, planeando en cómo ser la primera persona que pueda volar, sin alas, sin motor. Solo con el impulso del aire. Horas, solo descifrando el gran placer de sentir el aire tocando tu rostro a... ¿cuántos kilómetros por hora? Estaría sumamente ocupado para otros, para aquellos que creen que los super poderes nunca llegarán a mi, tal cual como llegan en aquella historieta de villanos que leí una tarde de verano.
Creería que, hasta la única partícula existente a mi al rededor, es mi fiel amigo. Y con ellos tres, pasaría la mejor aventura de mi vida. Si, tres: el imaginario, posiblemente el vecino con el que nunca charlé, y yo. Aventuras por doquier. Dónde solo me despierte de mi única realidad para entrar a ese 'mundo incoherente', cuando mi madre me llame por la ventanilla de la casa para decirme que es hora de entrar, que es hora de dormir. Hora de recrear mis sueños.
Mi habitación aún estuviese repleta de mi color favorito, mis personajes  irreemplazables y mis fieles juguetes.
Si todo fuese aún tan sencillo, desde el día en que no me importó revolcarme en eso que yo llamaba a todo mundo 'lodo', pero en realidad, era una triste realidad de mi entorno, seguiría mi vida solo con pequeñas palabras para disfrazar tantas magnitudes.  Confiaría en cada promesa y me sentaría tan ansioso a esperar mi recompensa siempre que haga algo bueno por los demás. El pequeño ratón de los dientes, llegaría todos los días debajo de mi almohada y yo dejaría mi vaso con galletas encima del mesón con el anhelo de que, el tan esperado 'niño Jesús o santa clous'  no dejara, ni una sola migaja o gota.
Los fuegos artificiales me parecerían fascinantes, y sería como ver cientos de destellos mágicos en el cielo. Soportaría tener al lado en la buseta del autobús a cualquiera que venga a decirme los buenos días. Solo para decir, cuando llegase al colegio que había hecho amigos nuevos.  Y la escuela, solo sería para mi, un pequeño instante con personas desconocidas amigos de todas las edades que, según yo, piensan igual.
Y si todo fuese aún tan fácil, estaría en eso que llaman, 'tú mundo', 'mi mundo'.
De hecho, si todo fuese aún tan fácil, no existiera.
Que 'imposible' nunca fue el objetivo, de mi vida.